jueves, 9 de abril de 2009

De Invián... Para Invián (tercera parte)

Era hermoso esperarte cada tarde en el parque; amaba la forma, que el chaleco de tu traje, le daba a tu joven cuerpo, pude darte mi desprecio pero mi razón se separaba de mi corazón, Invián, mi Invián, te ame con locura y pasión desenfrenada, aun en los tiempos difíciles te amé mas.Ya no puedo con esto, estoy cansada, hace tiempo que mi cuerpo pide un receso, estoy agobiada por la fatiga de tus desprecios; tu, caballero noble, ser sin mancha, hombre que esconde el verdadero sentimiento de su corazón, ¿para que tanto dolor?, Invián, mi Invián, corazón que nunca fue mío. Mi bello Invián, que se vuelve un monstruo al cerrar la puerta, mi bello tormento, ya no te puedo cargar.Pude no haber sentido el recorrido violento por el pasillo, pude no mirar tus ojos irritados de enojo, pude no escuchar tu tortuoso estruendo vocal, pero no, preferí ser el espectador más atento de tu actuación. Invián, ¿sabias que pude perdonarte si tu voz hubiese desprendido una palabra de cariño?, ¡si!, hubiese cambiado el trayecto de tu destino, si solo mostraras un poco de compasión.Una vez que el corazón es quebrantado y hecho mil pedazos, deja de sentir, deja de saber cuando le hacen bien y cuando le hacen mal, quizá, ya mi corazón dormía, porque segura estoy de que perdido estaba, o algo fuera de su lugar. ¡No! No me puedo detener, ya no puedo renunciar, a mi placer. Ha llegado el momento.Justo el soplo en que conocí al ser oscuro que te carcomía, mordí mis labios para no pronunciar reclamo, acepte tu condición y te amé. Esa noche fue fría, pero no como lo era tu corazón. Observando tu rostro fruncido, contuve la respiración cayendo súbitamente al suelo, presa, del apretón de cuello que contenía tu dulce, dulce mano.
- ¡es ahora el momento!
Si, solo el instante apropiado para sacar el cuchillo que guarde en el interior de mi bota, era el momento oportuno para comenzar a vivir; cortando los tendones de tus pies de una sola mano, observe como caían tus rodillas intentando incorporarse, sin obtener resultados.
- ¡mírame a los ojos!
CONTINUARÁ...

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