domingo, 27 de septiembre de 2009

Azathoth

[Cuento. Texto completo]
H.P. Lovecraft
Cuando el mundo se sumió en la vejez, y la maravilla rehuyó la muerte de los hombres; cuando ciudades grises elevaron hacia cielos velados por el humo torres altas, temibles y feas, a cuya sombra nadie podía soñar sobre el sol ni las praderas floridas de la primavera; cuando el conocimiento despojó a la tierra de su manto de belleza, y los poetas no cantaron sino a distorsionados fantasmas, vistos a través de ojos cansados e introspectivos; cuando tales cosas tuvieron lugar y los anhelos infantiles se hubieron esfumado para siempre, hubo un hombre que empleó su vida en la búsqueda de los espacios hacia los que habían huido los sueños del mundo.
Poco hay consignado sobre el nombre y procedencia de este hombre, ya que eso correspondía exclusivamente al mundo despierto, aunque se dice que ambos eran oscuros. Baste saber que vivía en una ciudad de altos muros donde reinaba un estéril crepúsculo; y que se afanaba todo el día entre sombras y alborotos, volviendo a casa por la tarde, a una habitación cuya ventana no daba a campos y arboledas, sino a un penumbroso patio hacia el que muchas otras ventanas se abrían en lúgubre desesperación. Desde ese alféizar no se divisaba sino muros y ventanas, a no ser que uno se inclinara mucho para escudriñar hacia lo alto, hacia las pequeñas estrellas que pasaban. Y dado que los muros desnudos y las ventanas conducen pronto a la locura al hombre que sueña y lee demasiado, el inquilino de este cuarto solía asomarse noche tras noche, escrutando a lo alto para vislumbrar alguna fracción de cosas que estaban más allá del mundo despierto y de la grisura de la elevada ciudad. Con el paso de los años, fue conociendo a las estrellas de curso lento por su nombre, y a seguirlas con la fantasía cuando, con pesar, se deslizaban fuera de su vista; hasta que al fin su mirada se abrió a la multitud de paisajes secretos cuya existencia no llega a sospechar el ojo mundano. Y una noche salvó un tremendo abismo, y los cielos repletos de sueños se abalanzaron hacia la ventana del solitario observador para mezclarse con el aire viciado de su alcoba y hacerle partícipe de sus fabulosas maravillas.

A ese cuarto llegaron extrañas corrientes de medianoches violetas, resplandeciendo con polvo de oro; torbellinos de oro y fuego arremolinándose desde los más lejanos espacios, cuajados con perfumes de más allá de los mundos. Océanos opiáceos se derramaron allí, alumbrados por soles que los ojos jamás han contemplado, albergando entre sus remolinos extraños delfines y ninfas marinas, de profundidades olvidadas. La infinitud silenciosa giraba en torno al soñador, arrebatándolo sin tocar siquiera el cuerpo que se asomaba con rigidez a la solitaria ventana; y durante días no consignados por los calendarios del hombre, las mareas de las lejanas esferas lo transportaron gentiles a reunirse con los sueños por los que tanto había porfiado, los sueños que el hombre había perdido. Y en el transcurso de multitud de ciclos, tiernamente, lo dejaron durmiendo sobre una verde playa al amanecer; una ribera de verdor, fragante por los capullos de lotos y sembrado de rojas calamitas...


- FIN -

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mis Frases

Mi “mala suerte”, soy yo misma, materializando mis miedos.

Janice Noriega

Mis lineas...

Si dejas que tus pensamientos vuelen sin control, ni tu mismo darás cuenta de cuan fantástico es el suelo que pisas.

Janice Noriega

Su sangre en la oscuridad

Que frio es tu cuerpo cadáver
en medio de la noche el deseo de volar
frías son tus enramadas
que adentrarme al inframundo me deben arrojar.

Fría tu mirada y frio mi respirar
y me encuentro con tus labios
tu dulce olor putrefal.

En el fúnebre espejo de tu rostro
se refleja mi oscuro destellar
y explota desde dentro de la carne
toda la sangre que de mi va a derramar.

Me invade la locura de tu enferma
y deplorable, involuta soledad
y muere nuevamente en mis adentros
el sombrío rostro de tu cuerpo perpetual.

Resuena la campana y nos revienta
resuena y nos hace explotar
si miras a tu lado veras muertos
mi orgullo y mi poca dignidad.

Al retorno de un oscuro caminante
que se adentra con su aullido en mí ser
en penumbras invade mi conciencia
y en penumbras ataca sin retroceder.


Janice E. Noriega Calderón


Frases

…Cuando nacemos, ya traemos nuestra muerte escondida en el hígado, en el estomago o acá en el corazón…

Dr Greg House (House MD)

¡No puedes entender esta frase hasta que te enfermas!

Citas propias

Nadie sabe en lo que cree, hasta que deja de creer

Janice Noriega

Demencia

Artilugio  del destino
o burlas de un ser superior
acostumbrándome a un vacio estoy
vagando en lo profundo de mi interior.

Putrefacción de una herida
irremediable lamento tormentoso
de una lluvia fría y espesa
que agranda un sensacional destrozo.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Salvador de muerte

Muero por dentro, por tocarte, recorrer mis manos suavemente por tu cuerpo, provocando tus estremecimientos.

Muero por sentir en mi pecho tu corazón palpitando efusivamente.

Muero por escuchar tu respiración agitándose entre pausas alucinantes, cortándose furiosas entre suspiros arrolladores.

Muero por probar los poros de tu piel con la superficie de mis labios, ingiriendo en cada movimiento un trozo de tu pasión.

Muero por ser tu victima, presa de los arranques de tus deseos y tus oscuras ideas.

Muero por ser parte de las delicias de tu paladar y permitir que recorras a tu antojo mi existir.

Muero por ocurrir contigo a un mismo tiempo, a un momento en un solo impulso o en muchos si te parece.

Muero por que seamos uno solo, en un espacio pequeño y fundirte en el interior de mi mundo.

Muero por mirar tus ojos inyectados de ese no se que, que me envuelve de locura, mírame, solo mírame y soy, fui y seré.

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