viernes, 29 de enero de 2010

Fragmentos de La reina de los condenados

Una vez teníamos las palabras.
Buey y halcón. Arado.
Había claridad.
Salvajes como cuernos
curvos.
Vivíamos en estancias de roca.
Colgábamos nuestro pelo de las ventanas y por él subían los hombres.
Un jardín tras las orejas, los rizos.
En cada colina, un rey
de esa colina. Por la noche se tiraba de los hilos
de los tapices. Los hombres desenmarañados gritaban.
Todas las lunas se revelaban. Teníamos las palabras.


STAN RICE
de «Una vez las palabras»
Muchacho blanco (1976)

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