Distraigamos un momento nuestra atención con unas palabras del escritor ingles Lewis Carol (1832-1892) de su famosa historia "Alicia en el País de la Maravillas" y que nos viene de perlas para esta cuestión:
La Locura
El gato sonrió al ver a Alicia.
Parecía tener buen carácter, considero Alicia; pero también tenia unas uñas muy largas y un gran numero de dientes, de forma que pensó de convendría tratarlo con el debido respeto.
- "Minino de Cheshire", empezó algo tímidamente, pues no estaba del todo segura de que le fuera a gustar el cariñoso tratamiento; pero el Gato siguió sonriendo más y más. "¡Vaya! Parece que le va gustando", pensó Alicia y continuo: "¿Me podrías indicar, por favor, hacia donde tengo que ir desde aquí?".
- "Eso depende de a dónde quieras llegar", contesto el Gato.
- "A mi no me importa demasiado a dónde...", empezó a explicar Alicia.
- "En ese caso, da igual donde vayas", interrumpió el Gato.
- "...siempre que llegue a alguna parte", termino Alicia a modo e explicación.
A Alicia le pareció que esto era innegable de forma que intento preguntarle algo más:
- "¿Que clase de gente vive por estos parajes?".
- "Por ahí", contesto el Gato volviendo una pata hacia su derecha, "vive un sombrerero; y por allá", continuo volviendo la otra pata, "vive una liebre de marzo. Visita al que te plazca: ambos están igual de locos".
- "Pero es que a mi no me gusta estar entre locos", observo Alicia.
- "Eso si no lo puedes evitar", repuso el Gato; "todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tu también lo estas".
- "Y ¿como sabes tu si yo estoy loca?", le pregunto Alicia.
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